Las plantas denominadas acidófilas (acers, gardenias, hortensias, camelias, azaleas, rododendros, brezos, fucsias, clematis, chamaecyparis etc) procedentes del Norte de Europa, necesitan suelos ácidos, un pH bajo (ácido), en lugar de tierra con pH alto (alcalino).
Plantarlas en la zona más fresca y con más humedad.
Procurarles una exposición de sombra especialmente en verano, evitar el sol directo.
Mejorar el suelo, eliminando arcillas y limos (acumula la cal procedente del agua)
Utilizar sustratos ácidos y arenas no calcáreas
Instalar drenajes perfectos como: gravilla volcánica, arlita, para que el agua de riego percole rápidamente.
Abonar con abonos de lenta liberación y en dosis mínimas
Añadirle quelatos de hierro y microelementos.
Regar generosamente
Utilizar corteza de pino situándola encima del sustrato o sea como acolchado.
Evitar que el sol caliente la maceta o la tierra
Utilizar si es posibles aguas no calcáreas. Existen tratamientos de agua por osmosis inversa, también existen inyectores de ácido para neutralizar el exceso de cal.