Un agradable efecto de verdor y frescura también puede conseguirse sin recurrir al césped. Se trata de gozar en nuestro jardín de una auténtica pradera natural.
Tenemos 3 alternativas para conseguirlo:
1-Aprovechar las hierbas que crecen espontaneamente en nuestro jardín.
2-Plantar plantas tapizantes
3-O combinar la vegetación espontánea con plantas tapizantes
¿Cuáles son las ventajas de las plantas tapizantes?
– muchas florecen.
– no hace falta segarlas
– algunas aceptan la sombra.
– algunas aceptan ser “pisadas”.
– necesitan menos mantenimiento y ningún tratamiento.
– consumen muy poca agua y abonos
Ejemplos de plantas tapizantes: cerastrum, ruschia, dichondra, cabellera de la reina, festuca, soleirola, hiedra, enebro rastrero, ajuga….
Tal y como dice el Manual de Jardinería Ecológica (Ecologistas en acción): Las praderas naturales se auto regulan y fertilizan por sí mismas. La colonización del suelo se produce por dispersión de semillas ofreciendo una estructura en mosaico, no uniforme, en respuesta a microambientes y a la competencia entre especies. Es una comunidad dinámica donde, el debilitamiento de una especie es aprovechado por otra para expandirse. Conseguir una pradera siempre verde será acosta de un riego continuado aunque inferior si disponemos de un césped o grama. Una pradera más o menos grande presenta una superficie de evapotranspiración que cabe tener en cuenta. Riegos espaciados pero muy intensos producen un desarrollo en profundidad de las raíces, ayudando así a encontrar agua y nutrientes en la profundidad del suelo y volverse así más autosuficientes.