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El riego de palmeras. ¿Quién ha dicho que las palmeras no deben regarse?

Muchas son las personas que relacionan las palmeras con una zona árida, desértica y es por ello que creen que las palmeras no deben regarse. De la misma manera que también lo piensan de las plantas suculentas o crasas. Una idea equivocada pues las palmeras como los cactus necesitan agua, especialmente en época de brotación, floración y fructificación.

En el desierto, donde uno se encuentra una palmera, es señal que existe agua en la profundidad del subsuelo. Las palmeras tienen el privilegio de ser los vegetales con las raíces más largas y profundas ,es por ello que pueden encontrar agua en pleno desierto. Algunas son resistente a la sequía cosa que indica que requieren un sistema hídrico bajo, pero aún así debemos regarlas. La cantidad y frecuencia de riego depende de la especie de palmera, de la climatología, de su ubicación y del tipo de suelo donde está ubicada. En general las palmeras precisan de riegos espaciados pero muy abundantes antes que muy frecuentes y poco abundantes. Como tienen las raíces tan largas debemos distribuir el riego en su entorno.

Los vegetales sean palmeras o no plantados en recipientes necesitan más abonos y riegos que los plantados en el suelo ya que las raíces no pueden alargarse hasta encontrar agua ni abono en el subsuelo.

Es aconsejable igual que en otros vegetales, el uso de los acolchados. Los tipos de acolchados son: corteza de abeto o pino, mulch o restos de poda, grava, serrín, áridos de colores, bolas de arcilla, mallas de fibras, etc. Cubrir la mayor parte del suelo o maceta alrededor del tronco de la palmera, especialmente aquellas que se acaban de plantar. Los acolchados son ideales principalmente por:

– Protegen las raíces de las inclemencias meteorológicas.

– Disminuyen las malas hierbas, competidoras de agua y abonos

– Conservan la humedad del suelo y el agua de riego no se evapora tan fácilmente

– Los orgánicos con el tiempo se descomponen y aportan materia orgánica en la tierra.

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