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Truqui de maestra jardinera: operación de purga para una existosa plantación

Cuando una planta ya tiene un volumen aceptable y está a la venta y queremos conseguir un exitoso trasplante, podemos practicar lo siguiente:

– Reducir el riego hasta que las hojas viejas se vuelvan amarillentas o empiecen a caer.

– Seguidamente regar profundamente para que la planta se recupere del estrés hídrico a la que le hemos sometido.

– Una vez bien recuperada (dos a cuatro semanas según especie), la planta está en su mejor momento físico (no en su mejor momento estético) para ser trasplantada con plenas garantías.

Esta técnica utilizada muy a menudo por jardineros y viveristas es muy recomendable, sobre todo si después del trasplante el mantenimiento y riego no es perfecto. Esta operación es denominada por los expertos jardineros como purga.

¿Por qué se practica?

La mayoría de plantas cultivadas en viveros, reciben unos cuidados óptimos: riegos, humedad ambiente, abonados muy elaborados, sol o sombra programada, mantenimiento y tratamientos perfectos…. Lo que provoca un crecimiento rápido, acelerado, gran densidad de hojas etc.

Todas estas condiciones inmejorables difícilmente la planta las encontrará en el lugar de destino. La purga es una operación que endurece las plantas y en consecuencia las aclimata para su futuro lugar de plantación.

La purga se aconseja especialmente para aquellas plantas que no pueden recibir un mantenimiento muy frecuente. O aquellas plantas que han sido plantadas en zonas climáticas adversas (zonas áridas, ventosas, muy cerca del mar…)

A parte de la purga para que el trasplante sea un éxito debemos:

– Escoger la planta según condiciones climáticas y medioambientales.

– Practicar una correcta preparación de la tierra.

– Disponer de un drenaje excelente.

– Escoger la época más adecuada para la plantación.

– Y nunca olvidar el mantenimiento que precisa esa planta.

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