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¿Llénate de mariposas!

¿Quieres que las mariposas llenen de color tu jardín y los tiestos de tu terraza? Si prestas atención a la selección de plantas y otras sencillas consideraciones podrás conseguir que estas bellas criaturas te visiten. ¡Date el placer de verlas revolotear entre tus flores! De paso contribuirán a la polinización.

Estos preciosos insectos que son las mariposas representan la fase adulta de los llamados lepidópteros, un término acuñado con dos vocablos griegos que alude a sus alas (pteron) cubiertas de escamas (lepis). El reflejo de la luz sobre la estructura de estas escamas y su disposición produce efectos tornasolados e iridiscencias. Estas cualidades alcanzan su máxima expresión en las coloridas mariposas diurnas; las nocturnas (polillas, esfinges, pavones, entre otras), mucho más numerosas, son también menos lucidas.

Las mariposas detectan más fácilmente las flores de colores vivos y agrupadas en racimos o umbelas, con pétalos cortos o superficie aplanada que les faciliten posarse.

Las mariposas aportan belleza, pero también beneficios al jardín gracias a su forma de alimentarse. Esa larga trompa (espiritrompa) que es su aparato bucal les permite libar o succionar el néctar de las flores para obtener energía para su dispersión y reproducción, al tiempo que contribuyen a la polinización de las plantas, lo que se traduce en semillas y frutos.Flores ricas en néctar

Las mariposas tienen en el olfato uno de sus sentidos más desarrollados, en cambio no sucede lo mismo con la vista. Por lo tanto, detectan más fácilmente las flores agrupadas en racimos o umbelas, con pétalos cortos o superficie aplanada que les faciliten posarse, y de colores vivos, preferentemente rojos, anaranjados, amarillos, rosas y morados.

Las diferentes especies de mariposas tienen predilecciones de néctar distintas, de modo que una mayor diversidad de flores atraerá a una mayor variedad de mariposas. Pero, además, si quieres que te visiten desde la primavera al otoño deberás ofrecerles una floración escalonada. Habida cuenta de que muchas mariposas han coevolucionado con especies florales autóctonas, lo más aconsejable es combinar plantas silvestres y cultivadas:

• Herbáceas anuales y vivaces: girasol, caléndula, geranios, margaritas, orégano, tomillo, milenrama, ásteres, distintas lavandas, cosmos, agératos, verbenas, zinias, aliso marítimo, escabiosas, hebes, sédums, Heliotropium sp., Echium vulgare, Senecio vulgaris, Echinacea purpurea…

• Trepadoras: rosales, madreselvas, clemátides, jazmines…

• Arbustos y árboles: rosales, lantanas, abelias, ceanotos, lilos(Syringa sp.), cerezos (Prunus sp.), espinos (Crataegus sp.), Amelanchier sp., Cornus sp., Clethra alnifolia…

Conviene tener en cuenta que el denominado arbusto de las mariposas (Buddleja daviddi), originario del Este asiático y ampliamente cultivado como planta ornamental por sus flores y su gran atractivo para estos insectos, se comporta con un gran potencial colonizador, lo que ha propiciado que se naturalice convirtiéndose en una grave amenaza para los ecosistemas. Hoy esta planta figura en el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras y cultivarla está prohibido en España, incluidas las islas.

 

Donde beber y posarse

Aparte de néctar, las mariposas también necesitan ingerir sales minerales, por eso es común observarlas en torno a charcos de barro o arena mojada. Este tipo de bebederos se pueden reproducir muy sencillamente colocando un plato o vasija de tierra húmeda con sal de mesa. Además, como el calor del sol activa su metabolismo, se les pueden reservar lugares a resguardo del viento, idealmente rocallas o piedras planas sobre las que puedan posarse, desplegar sus frágiles alas y asolearse.

 

Precaución con los insecticidas

Las mariposas diurnas compensan con su belleza y su capacidad polinizadora el pequeño daño que pudieran causar las larvas. Por lo tanto es importante tomar precauciones en la aplicación de fitosanitarios. Muchos de ellos, incluso los insecticidas bio basados en el Bacillus thuringiensis, resultan letales para estos insectos en su fase larvaria. Para que siempre puedas disfrutar de la visita de las mariposas, evita su aplicación en sus zonas de alimentación y refugio.

 

Plantas hospedadoras para las larvas

El complejo ciclo de vida de las mariposas empieza con un huevo depositado en solitario o de forma arracimada sobre una planta nutricia. Del huevo surge una larva llamada oruga, que se alimenta de la planta hospedadora. A medida que crece, la oruga va mudando de piel (exoesqueleto); esto suele ocurrir cuatro o cinco veces antes de pasar al siguiente estadio, de crisálida o pupa.

 

Por lo tanto, otra forma de atraer a las mariposas es proporcionándoles plantas hospedadoras que sirvan de alimento a las futuras larvas y les ofrezcan un lugar donde, llegado el momento, envolverse en un capullo de seda y pupar para completar la metamorfosis.

 

Cada especie de mariposa depende de una planta o familia de plantas concretas. Por ejemplo, el hermoso macaón (Papilio machaon) elige el hinojo, la ruda y el Silaum silaus; las llamativas ortiguera (Aglais urticae), pavo real (Inachis io) y almirante rojo (Vanessa atalanta) prefieren las ortigas; la bella dama (Cynthia cardui o Vanessa cardui), los cardos, y la elegante podalirio (Iphiclides podalirius), los Prunus sp. y Crataegus sp.

 

Muchas de estas plantas hospedadoras son a menudo consideradas malas hierbas, de modo que si dejas asilvestrada una parte del jardín podrás tener la satisfacción de saber que estás contribuyendo al mantenimiento del equilibrio ecológico y la biodiversidad del entorno natural.

 

Gracias a esta especificidad entre oruga y planta nutricia, rara vez las mariposas causan daños foliares severos en las ornamentales. Un caso excepcional es el de la polilla del geranio (Cacyreus marshalli), cuyas larvas son letales para geranios y gitanillas.