Es el árbol otoñal por excelencia: el cromatismo de sus hojas y la variedad de texturas y formas lo avalan. La corteza es también muy característica. La mayoría son originarios de China, después de Japón, otros de América del Norte y otros de Europa. Casi todos son de hoja caduca.
La mayoría necesitan de un clima fresco y húmedo con abundantes precipitaciones y resguardados del viento y suelos de neutros a ácidos.
Los tipos de acers que se pueden cultivar en un clima mediterráneo son:
Acer negundo:
elegans, variegatum (folíolos con bordes blancos)
aureo-marginatum (folíolos bordeados de anchas bandas de color amarillo oscuro que conservan el color durante el otoño)
flamingo ( similar al aureo-marginatum pero sus hojas nuevas son de color rosa)
Acer campestre: En otoño matiza su follaje de amarillo dorado o incluso bronce
Acer platanoides: En otoño las hojas van del dorado al anaranjado rojizo
Acer pseudoplatanus: No tiene colores otoñales distintivos
Acer rubrum: Su reluciente follaje verde se vuelve carmesí durante el otoño